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Cada vez que Apple anuncia el lanzamiento de un producto se desata la histeria. Como fieles atentos a una llamada divina, los fans de la compañía de la manzana siguen cada nuevo movimiento, cada nueva keynote, cada feria tecnológica. La marca ha convertido en tradición que la gente haga colas durante días en sus tiendas para ser el primero en conseguir una de sus creaciones. Un juego de seducción que comenzó hace décadas con sus primeros ordenadores, y en el que Guy Kawasaki tuvo un gran protagonismo. Como muchos otros, Kawasaki sufrió una suerte de epifanía cuando su compañero de habitación en la universidad le enseñó el prototipo de un nuevo ordenador personal: “Ver un Macintosh por primera vez fue el segundo momento más mágico de mi vida (el primero fue cuando conocí a mi esposa). Mi introducción al Macintosh hizo que se me cayera la venda de los ojos, me abrió el cielo y me hizo oír cantar a los ángeles”. Desde aquel momento Kawasaki se transformó en un evangelizador (nunca una palabra prestada de la religión tuvo tanto sentido en el mundo secular) y consiguió convencer a millones de personas de que serían más felices si poseían un Macintosh. Lo hizo tan bien que se convirtió en una figura clave no sólo para su marca, sino en uno de los mayores especialistas mundiales para entender los modernos caminos del marketing y la comunicación.
Con 13 libros publicados, sus obras aparecen en la lista de bestsellers del New York Times y el Wall Street Journal, y son una referencia ineludible para saber cómo han cambiado las relaciones entre las marcas y las personas. En El arte de cautivar, uno de sus textos más conocidos, Kawasaki asegura que “el proceso de encantamiento no va de manipular a la gente. El encantamiento transforma situaciones y relaciones. Convierte la hostilidad en cortesía y la cortesía en afinidad. Convierte a los escépticos y a los cínicos en creyentes y a los indecisos en leales”. La descripción parece un bálsamo de Fierabrás orientado al mundo de la empresa, sin embargo, Kawasaki no cree en fórmulas mágicas, sino en la honestidad y la dedicación (también en la modestia: “he compensado lo que me falta de talento con trabajo duro”, dice quien está reconocido como uno de los grandes expertos en nuevas tecnologías).
En un tiempo en el que las marcas se empeñan en relacionarse con sus usuarios en lo que algunos gurús han llamado (con exceso de optimismo) “conversaciones”, Guy Kawasaki insiste en utilizar las redes sociales con inteligencia y empatía. Porque su función siempre debe ser ayudar a quien está al otro lado: “Lo que aprendí trabajando para Apple, una empresa que democratizó los ordenadores, fue que la gente no puede describir lo que necesitan de una compañía. Todo lo que pueden decirte es que quieren algo más grande, más rápido y más barato de lo que ya tienen”. Por eso, a pesar de que es imposible que algo ocurra en el mundo del marketing digital sin que Kawasaki lo sepa, no se atreve a predecir qué ocurrirá en el futuro: “te diría que de aquí a dos años, probablemente Facebook seguirá teniendo el control. Si supiera lo que va a ocurrir dentro de tres o cinco años, estaría invirtiendo en ello ahora mismo. Nadie lo sabe”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
#VodafoneOne
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Cada vez que Apple anuncia el lanzamiento de un producto se desata la histeria. Como fieles atentos a una llamada divina, los fans de la compañía de la manzana siguen cada nuevo movimiento, cada nueva keynote, cada feria tecnológica. La marca ha convertido en tradición que la gente haga colas durante días en sus tiendas para ser el primero en conseguir una de sus creaciones. Un juego de seducción que comenzó hace décadas con sus primeros ordenadores, y en el que Guy Kawasaki tuvo un gran protagonismo. Como muchos otros, Kawasaki sufrió una suerte de epifanía cuando su compañero de habitación en la universidad le enseñó el prototipo de un nuevo ordenador personal: “Ver un Macintosh por primera vez fue el segundo momento más mágico de mi vida (el primero fue cuando conocí a mi esposa). Mi introducción al Macintosh hizo que se me cayera la venda de los ojos, me abrió el cielo y me hizo oír cantar a los ángeles”. Desde aquel momento Kawasaki se transformó en un evangelizador (nunca una palabra prestada de la religión tuvo tanto sentido en el mundo secular) y consiguió convencer a millones de personas de que serían más felices si poseían un Macintosh. Lo hizo tan bien que se convirtió en una figura clave no sólo para su marca, sino en uno de los mayores especialistas mundiales para entender los modernos caminos del marketing y la comunicación.
Con 13 libros publicados, sus obras aparecen en la lista de bestsellers del New York Times y el Wall Street Journal, y son una referencia ineludible para saber cómo han cambiado las relaciones entre las marcas y las personas. En El arte de cautivar, uno de sus textos más conocidos, Kawasaki asegura que “el proceso de encantamiento no va de manipular a la gente. El encantamiento transforma situaciones y relaciones. Convierte la hostilidad en cortesía y la cortesía en afinidad. Convierte a los escépticos y a los cínicos en creyentes y a los indecisos en leales”. La descripción parece un bálsamo de Fierabrás orientado al mundo de la empresa, sin embargo, Kawasaki no cree en fórmulas mágicas, sino en la honestidad y la dedicación (también en la modestia: “he compensado lo que me falta de talento con trabajo duro”, dice quien está reconocido como uno de los grandes expertos en nuevas tecnologías).
En un tiempo en el que las marcas se empeñan en relacionarse con sus usuarios en lo que algunos gurús han llamado (con exceso de optimismo) “conversaciones”, Guy Kawasaki insiste en utilizar las redes sociales con inteligencia y empatía. Porque su función siempre debe ser ayudar a quien está al otro lado: “Lo que aprendí trabajando para Apple, una empresa que democratizó los ordenadores, fue que la gente no puede describir lo que necesitan de una compañía. Todo lo que pueden decirte es que quieren algo más grande, más rápido y más barato de lo que ya tienen”. Por eso, a pesar de que es imposible que algo ocurra en el mundo del marketing digital sin que Kawasaki lo sepa, no se atreve a predecir qué ocurrirá en el futuro: “te diría que de aquí a dos años, probablemente Facebook seguirá teniendo el control. Si supiera lo que va a ocurrir dentro de tres o cinco años, estaría invirtiendo en ello ahora mismo. Nadie lo sabe”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
#VodafoneOne
Guy Kawasaki: llevar a las redes sociales el poder de seducción de Apple elton john | |
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Science & Technology | Upload TimePublished on 16 Aug 2016 |
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